Servir: Las golondrinas viajeras

–¿Cómo te has puesto la bata así de barro? –pregunta Jaime a su hija Martina.
–Hemos construido nidos de barro para las golondrinas –responde Martina, que está en segundo de Primaria y en su clase llevan una semana explorando el río Llobregat, cercano a su escuela.
–Cuéntame, que no lo entiendo... ¿para las golondrinas? –se interesa Jaime.
–Es que desaparecieron de la ciudad –cuenta Martina– y por eso ahora hay más mosquitos.
Jaime recuerda la picada que sufrió de un mosquito tigre –de esos de los que antes no había– y asiente con la cabeza. 
–Venga, cuéntame más cosas.
En la clase de Conocimiento del Medio se plantearon algunas preguntas: ¿por qué hay tantos mosquitos?, ¿quién se los comía antes?, ¿por qué ahora no se los comen?, ¿qué son las aves migratorias?, ¿por qué son beneficiosas para nosotros?, ¿por qué antes había golondrinas y ahora no?, ¿qué podemos hacer para que vuelvan a anidar...?
Despertando la curiosidad de los niños y niñas explorando el río y con el apoyo del grupo ecologista de la población, se plantearon ayudar a que volvieran a anidar las golondrinas. ¿Cómo? Pues construyendo nidos de barro y colgándolos en lugares estratégicos de la ciudad y del río, a fin de llamar la atención de las aves cuando pasaban de largo, para que se animaran a volver a anidar aquí como hacían antes.
El proyecto tiene nombre, se llama Las golondrinas viajeras y requiere la alianza entre diversos actores educativos y sociales: las escuelas de primaria, el grupo ecologista, el ayuntamiento, las asociaciones de vecinos (que deben dar su permiso a la colocación de nidos en las fachadas...).

Las humanas y los humanos ponen y han de poner cuidado en todo: cuidado por la vida, por el cuerpo, por el espíritu, por la naturaleza, por la salud, por la persona amada, por el que sufre y por la casa. Sin el cuidado, la vida perece. Leonardo Boff