Respirar: Meditación de Navidad


Cierra tus ojos y respira profundamente. Imagina que con el aire te llenas de luz, una luz que te hace sentir muy a gusto y cuando sacas el aire echas fuera todas las cosas feas, todo lo que no te gusta. Vuelve a respirar profundamente y llénate de luz. Ahora vamos a viajar con la imaginación a un sitio especial. Mira a tu alrededor, está tu ángel. No siempre lo vemos pero siempre está ahí cuidándote. Te acompaña hasta un árbol enorme, precioso. Junto con tu ángel vas a empezar a decorarlo, a ponerle adornos de navidad: bolas de navidad, de muchos colores, estrellas, cintas plateadas... Está quedando precioso. Ahora coges unas bolas especiales. Escribe en ellas tus deseos y vas a colgarlas en el árbol. Tus deseos para estas Navidades, para el año que viene... Cosas que a ti te gusten. ¿Ya has terminado? ¿Has colgado todos tus deseos? Pues ahora tu ángel se acerca y toca el árbol. Solo con tocarlo, los adornos se encienden como si fueran luces brillantes que te iluminan a ti. Luces de deseos, luces de amor, luces de esperanza que te llenan por dentro y te hacen sentir a gusto. 

Tu árbol de navidad se va a quedar aquí, en este lugar especial y siempre que quieras podrás ir a verlo, a llenarte con su luz, a estar con tu ángel un ratito. Dale las gracias, muchas gracias a tu ángel y dale también un abrazo. Recuerda que te llevas toda esa luz por dentro, que aunque no la veas, te vas a sentir muy bien. 

Abre los ojos y respira profundamente de nuevo. ¿Notas la luz dentro de ti?


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