Explicar: Como la sal

Érase una vez un rey que vivía en un castillo y tenía tres hijas. Un día, cada hija le dijo 
algo para demostrarle que le quería mucho.
La hija mayor le dijo: "Padre, yo haré un baile para ti". La hija media le dijo: "Padre, yo cantaré una canción para ti". Y la hija pequeña le dijo: "Padre, para mí eres la sal de la vida".
El rey no entendió lo que quería decir la frase de su hija pequeña. La malinterpretó, creía que lo que le había dicho era algo malo y la echó del castillo.
Al día siguiente, el rey pidió que le prepararan una gran comida. Le cocinaron muchos platos pero a ninguno le pusieron sal. Y él, ese almuerzo no le gustó. Notó que le faltaba un poquito de sal, la misma que le ponía su hija pequeña cuando cocinaba ella. Aquel poquito tan pequeño de sal hacía que los platos fueran increíblemente buenos. Entonces, el rey se dio cuenta porque le había dicho esa frase su hija pequeña. Una sola persona (él) era capaz de hacer increíblemente buena la vida de su hija.
Así que corrió a buscarla ya pedirle perdón. Y así, la hija pequeña volvió a casa y volvieron a vivir juntos y felices.

Jesús ha puesto su mirada en nosotros y nos dice que seamos sal de la tierra.
Sal para dar sentido a la vida; para hacer ver que vale la pena ser vivida
Sal, porque sin ella la comida no es agradable. Nosotros queremos ser sal que dé sentido y felicidad al mundo.

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