Contemplar: ¿Solo un vaso de agua?


Seguramente recordaréis haber hecho alguna excursión, siguiendo un camino, con mucho calor, y desear encontrar una fuente, de esas que hay junto al camino, y de la que mana un agua fresca y buena; parece un regalo que nos ha hecho la naturaleza. Hoy, el agua es uno de los bienes más preciados, porque con el cambio climático y los calores que está haciendo estos últimos veranos, cada vez hay menos agua. Hay pueblos en África que deben andar una hora o dos para ir a buscar agua para cocinar, para lavarse, para refrescarse. Y nosotros... ¡solo abriendo el grifo...!

Jesús nos dice que solo con que demos un vaso de agua a unas personas que tienen sed, Dios estará contento y nos lo premiará con una alegría dentro de nosotros. Si nos lo dieran a nosotros, nos pasaría lo mismo. Y así, vemos que el vaso de agua se convierte en una señal de amor.

Por eso, en el dibujo, Jesús abre el cofre de amar y “saca” el amor porque quiere que se extienda por todas partes. Si así fuera, si hiciéramos caso de la voz que nos habla dentro de nosotros para hacernos mejores, seguro que el mundo cambiaría. 

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