Emocionarse: Serenidad


La serenidad es una sensación de calma y armonía. Una persona serena está tranquila, apacible y, además, pide las cosas con amabilidad y dulzura. La serenidad es como un superpoder, con el que puedes ver más claro lo que sucede y lo que ha sucedido. Al contrario que la ira, que no nos deja pensar. Además, casi siempre, cuando se nos ha pasado el enfado, vemos que algo no tenía tanta importancia como creíamos. Conclusión: a veces es mejor esperar a que se nos pase el enfado y estemos tranquilos y serenos, para hablar o buscar una solución a un problema. Lo mismo ocurre con los nervios, que pueden exagerar nuestra percepción. Por eso, bien serenos, decimos que lo vemos todo con más claridad.

También hemos visto que la serenidad se puede ejercitar como si fuese un músculo, y que entrenarlo ayuda a aumentar nuestra felicidad. Y es que si uno se pasa el día enfadado, nervioso, impaciente, acelerado... no ayuda mucho a nuestro bienestar y, por tanto, felicidad. 

Jesús, ayúdanos a encontrar momentos de serenidad en nuestra vida, para relajarnos, sentir paz, disfrutar y ¡sentir esos superpoderes que nos hacen ver todo más claro!

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