Emocionarse: Dulzura


Ser dulce es tratar a los demás con delicadeza y afecto. Eso incluye no alzar la voz ni emplear palabras groseras o gestos violentos. Al actuar con dulzura, nuestra presencia es para la otra persona tan agradable como una suave brisa.

¿Dónde hallarla?

En un ‘por favor’, en una sonrisa, en una caricia. En cualquier comportamiento que hace sentir bien. Es la medicina más barata y apetecible: una palabra dulce, un gesto amable suelen bastar para reconfortarnos.

La dulzura embellece a quien la practica: sus actos irradian armonía. Además, contagia a quien la recibe: si son dulces con nosotros, nos nace ser dulces a nuestra vez.

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