Servir: José y María
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Buenos días,
hoy queremos recordar a dos jóvenes que han recibido la misión más importante del mundo: acoger, dar a luz y proteger la vida del niño Jesús. Ellos nos hablan y nos comparten sus sentimientos.
María
¡Hola! Soy María. Hace unos días nació mi hijo, Jesús. Ahora estoy aquí, en una noche tranquila, mirándolo mientras duerme. Es increíble cómo un bebé tan pequeño puede cambiar nuestras vidas. Aunque no entiendo todo lo que significa ser la mamá de alguien tan especial, sé que lo amo y que siempre lo protegeré con todo mi corazón.
Cuando la gente viene a ver a Jesús, sus ojos se llenan de esperanza y alegría. Parece que en Él encuentran algo que les da paz. Aunque es un bebé, parece traer una luz especial que ilumina el corazón de todos. Recuerdo lo que el ángel me dijo: que este niño es una promesa de amor y paz para el mundo. Cada vez que lo miro, siento esa promesa. Es como si Dios estuviera muy cerca de nosotros, cuidándonos con amor.
Cuando la gente viene a ver a Jesús, sus ojos se llenan de esperanza y alegría. Parece que en Él encuentran algo que les da paz. Aunque es un bebé, parece traer una luz especial que ilumina el corazón de todos. Recuerdo lo que el ángel me dijo: que este niño es una promesa de amor y paz para el mundo. Cada vez que lo miro, siento esa promesa. Es como si Dios estuviera muy cerca de nosotros, cuidándonos con amor.
José
Soy José, el papá de Jesús y esposo de María. A veces me cuesta creer que este bebé sea tan especial como dicen. Sin embargo, cuando lo tengo en mis brazos, siento una paz muy grande.
Jesús es pequeñito y necesita que lo cuidemos. Me pregunto cómo Dios confió en nosotros para algo tan importante. Cada vez que nos mira, parece que ilumina nuestro corazón. Sus manitas me buscan, y cuando se apoya en mi pecho, siento que mi trabajo es protegerlo y cuidarlo, aunque no entienda todo lo que significa.
Aunque no sé qué pasará en el futuro, trabajaré duro para ser el mejor papá que pueda ser. Porque, con Jesús, siento que el amor más grande se ha hecho visible para todos nosotros.
Querido Dios, Gracias por enviarnos a Jesús, tan pequeño y lleno de amor.
Ayúdanos a ser como José y María:
a proteger, cuidar y amar con todo nuestro corazón.
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