EXPLICAR: El campanero


¡Buenos días!
He aquí que había un pequeño pueblo rodeado de montañas donde vivía un niño llamado Jaime. Era alegre y responsable, y todo el mundo le conocía porque ayudaba a tocar las campanas de la iglesia. Su día favorito era el 1 de noviembre, la fiesta de Todos los Santos. Ese día, Jaime y sus amigos iban de casa a casa con cestos, cantando y pidiendo comida para pasar la noche. La gente les daba castañas, boniatos, manzanas y dulces, y les contaban historias de santos y personas buenas.
Cuando llegaba la noche, subían a la torre del campanario. Allí encendían un pequeño fuego con la leña del bosque, tostaban castañas y ayudaban a Jaime a tocar las campanas durante toda la noche. El sonido de aquellas campanas recordaba a todo el mundo que aquel era el día para pensar en las personas queridas que ya no estaban allí.
Poco a poco, esta tradición se convirtió en una fiesta para todo el pueblo: la gente se reunía para comer castañas y dulces, y recordar con amor a sus familiares.

Y tú, ¿te imaginas reunirte en torno a un fuego para hablar de aquellas personas que te han amado y que tú también quieres? Recordar es una forma bonita de mantenerlas vivas dentro del corazón.

Te doy gracias a Jesús por haber conocido a tantas personas que me han amado en la Tierra y me aman desde el cielo.

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