Palabras Sagradas: Compasión


¡Buenos días!
Hoy vamos a hablar de una palabra muy bonita: compasión. Es una palabra que viene del latín compassio, que significa “sufrir con”. Pero no te asustes, que no se trata de sufrir, sino de ponerse en el lugar del otro, de mirar con sus ojos y sentir lo que él o ella siente. Ser compasivo es tener un corazón que no se queda quieto cuando alguien lo pasa mal. Es como si dentro de ti se encendiera una lucecita que te dice: “No te quedes mirando, haz algo”.
Pero a veces, vamos tan rápido por la vida que ni nos damos cuenta de que alguien necesita ayuda: un compañero triste, una amiga sola en el patio, alguien que se cae o que tiene miedo. Pero cuando paramos y miramos de verdad, algo cambia: nos unimos a esa persona, y nuestro corazón se hace un poquito más grande.
  • ¿Alguna vez has sentido ganas de ayudar a alguien que estaba triste o tenía un problema?
  • ¿Qué sentiste después de hacerlo?
  • ¿Te has dado cuenta de cómo cambia el mundo cuando alguien tiene un gesto bonito con otro?

Para los cristianos, la compasión es algo muy especial porque Jesús siempre se fijaba en los demás, sobre todo en los que más sufrían. No se quedaba mirando desde lejos, sino que se acercaba, escuchaba, curaba, abrazaba. Su compasión no era con palabras, sino con acciones llenas de amor. ¿Sabías que cuando tú ayudas, consuelas o sonríes a quien lo necesita, estás haciendo lo mismo que hacía Jesús? ¡Estás dejando que su amor pase a través de ti.

Hoy celebramos el día internacional contra la Violencia y el Acoso Escolar, un buen día para hacer nuestra esta palabra.

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